La Chica de Ayer…

En la estación los trenes anunciaban su partida
Era un día cualquiera
Era una noche cualquiera
pero que noche aquella.
él no sabía si enrumbar al norte o al sur.
Recordo a la chica, la chica de ayer.
fué en su búsqueda
desvaneciendose en medio de la oscuridad.
 
 
Hasta pronto Antonio Vega. (1957-2009)

Himno del Barcelona FC

Station d’attendre

 

El tren se detuvo en la mitad de un escarpado espacio, una avería en el motor fue la causa. Los pasajeros del tren (que en realidad no eran más de dos) tuvieron que verse obligados a bajar y esperar que todo de solucione.

Magdalena, una de las pasajeras incondicionales, ya ha convertido a esta palabrita en un estigma… “Esperar”.  Lo que no fue una de sus mejores virtudes en situaciones pasadas, hoy es una marca perenne en cada paso, en cada acción. Un símbolo básico en su bandera. Y a veces me preguntó si ella duda, si esa  fuerza de voluntad inquebrantable de hoy no flaquea por algún instante. Yo creía conocerla, pero debo reconocer que caba vez me sorprende más.  

El otro pasajero decidió ir a inspeccionar la zona, no sin antes invitar, con una mirada, a Magdalena para que lo acompañe. Y ella accedió a seguirle los pasos. Encontraron versos regados en tierra húmeda, unos libros colgando de un árbol y flores azules que eran arrastradas por el viento.

Exhaustos se recostaron sobre el verde húmedo y miraron al vacío. Él comenzó a tararear la siguiente canción: “Esperando que alguien llame/ para hablarte de algo/ Esperando que alguien haga algo…/ Lo único que haces es esperar que pase algo/ Pero no haces nada, nada mas que…esperar.

 

Magdalena se puso de pie y subió al tren, pues este ya anunciaba su puesta en marcha.

 

Estación silencio…

Magdalena subió al tren lunático, se sentó en el segundo asiento al lado de la ventana izquierda.

Mientras en tren comenzaba la marcha, ella se percató que el asiento de al lado estaba vacío, que todo el tren estaba vacío. Incluso el conductor no era más que una máquina motorizada. Tuvo una sensación extraña, pero hacía mucho que había experimentado algo similar. Aunque esta vez tuvo la impresión que todo seria diferente. Mientras meditaba sobre su curioso momento, mirando fijamente  a través de su ventana, observó en una calle un panel de publicidad que decía:

 

//No queda más que decir… // Todo lo que puede pasar… al final pasa//

 

Letras blancas sobre un fondo gris a modo de nubes y la figura de aquel reconocido pacifista hindú que sostenía las letras.

 

Ella no atinó a más que guardar un pausado silencio hasta conseguir descifrar aquella frase… Porque no necesita que alguien se lo explique, Magdalena entiende… solo necesita un poco más de tiempo, de sosiego, de distancia, de paz, de (repito) silencio…

 

El enredo /// Dunas de sal

Daniel F
Dunas de sal
 

DAMA DE BLANCO

 
el poema es mi cuerpo
esto la poesía
la carne fatigada
el sueño el sol
atravesando desiertos
los extremos del alma se tocan
y te recuerdo Dickinson
precioso suave fantasma
errando tiempo y distancia
en la boca del otro habitas
caes al aire eres el aire
que golpea con invisible sal
mi frente
los extremos del alma se tocan
se cierran se oye girar la tierra
ese ruido sin luz
arena ciega golpeándonos
así será ojos que fueron boca
que decía manos que se abren
y se cierran vacías
distante en tu ventana
ves al viento pasar
te ves pasar el rostro en llamas
póstuma estrella de verano
y caes hecha pájaro
hecha nieve en la fuente
en la tierra en el olvido
y vuelves con falso nombre de mujer
con tu ropa de invierno
con tu blanca ropa de
invierno
enlutado
 
Blanca Varela
(1926 – 2009)
 

Deseos

Nacer otra vez el día menos pensado, o cuando cae la luna.

Buscar un lugar que te cobije de por vida

Buscar un corazón que te acompañe

Un regazo que te acoja

Encontrar una sonrisa de acero en la vitrina

Respirar amor y no ahogarse

Heredar juicio y sabiduría

Compartir algo más que caricias matutinas

Alcanzar una estrella al mediodía

Eliminar los puntos negros de la noche

Reagrupar los pedazos de tierra

Resolver los teoremas invisibles

Tocar las formas del hombre iluminado

Amar sin limitaciones

 

Ser feliz

Estación Plañidera

Magdalena oyó las campanadas de la iglesia, estas repicaban constantemente, como si anunciara un suceso importante. Decidió acercarse para enterarse del asunto… no había nadie más que una niña que lloraba. Se sentó a su lado y trató de ser un soporte utilizable. Pero la niña no hallaba consuelo, se retorcía de dolor y se alejó de Magdalena para nuevamente retomar su labor de tocar las campanas de la iglesia.

 

Era extraña esa situación… Ella trababa de entender. Y decidió llorar también. Fue una actitud incontrolable, el ambiente era sombrío y la niña poseía una figura paupérrima que solo podía evocarte las penas y la soledad de la infancia vigente.

 

Lloraron tanto que humedecieron el recinto…

 

Y luego inexplicablemente la niña comenzó a reír, dejo de tocar las campanas y se fue alborozada a recoger las flores que había en la entrada, luego se acercó a Magdalena le dio un beso en la frente y le dijo A Dios mientras le colocaba una flor en el flequillo.

 

Magdalena tenía que subirse al tren nuevamente… había dejado una gran peso en aquella estación. Necesitaba llorar, necesitaba encontrarse y eliminar las penas que la agobiaban. La niña no era más que su alter ego.

 

Asumir que el tiempo se desvanece no es fácil. Llorar en un rincón acompañada de tu sombra es un acto constante e ineludible que no mata tu amor propio mientras nadie más que tú se entere, para poder luego caminar con un rostro rosáceo, renovado y… jugar a ser feliz…

 

la línea

 

El tiempo se detuvo

el mar se abrió, huyó,

el viento gritó despavorido

una sonrisa atormentaba su paz

una sonrisa rompía el lienzo…

entre el cielo y la tierra yacía el hombre

el hombre que fue capaz de desafiar a la madre naturaleza

 

El tiempo se detuvo, un hombre arcano le había robado el alma.

 

Contacto

Beso tus memorias

plasmadas

en lienzos

de cristal, de papel,

de muselina bizantina  

 

Te impregno en mis venas

 

Mientras tanto

debo recorrer el infinito mar del silencio

y escoger las flores más indecorosas

 

Y tocar tus labios que brillan

sobre mi escritorio detrás del cristal

 

eres un sueño imperecedero.