El tren se detuvo en la mitad de un escarpado espacio, una avería en el motor fue la causa. Los pasajeros del tren (que en realidad no eran más de dos) tuvieron que verse obligados a bajar y esperar que todo de solucione.

Magdalena, una de las pasajeras incondicionales, ya ha convertido a esta palabrita en un estigma… “Esperar”.  Lo que no fue una de sus mejores virtudes en situaciones pasadas, hoy es una marca perenne en cada paso, en cada acción. Un símbolo básico en su bandera. Y a veces me preguntó si ella duda, si esa  fuerza de voluntad inquebrantable de hoy no flaquea por algún instante. Yo creía conocerla, pero debo reconocer que caba vez me sorprende más.  

El otro pasajero decidió ir a inspeccionar la zona, no sin antes invitar, con una mirada, a Magdalena para que lo acompañe. Y ella accedió a seguirle los pasos. Encontraron versos regados en tierra húmeda, unos libros colgando de un árbol y flores azules que eran arrastradas por el viento.

Exhaustos se recostaron sobre el verde húmedo y miraron al vacío. Él comenzó a tararear la siguiente canción: “Esperando que alguien llame/ para hablarte de algo/ Esperando que alguien haga algo…/ Lo único que haces es esperar que pase algo/ Pero no haces nada, nada mas que…esperar.

 

Magdalena se puso de pie y subió al tren, pues este ya anunciaba su puesta en marcha.

 

Acerca de María Rumaja

Licenciada en Educación en la especialidad de Literatura. Poemas suyos aparecen en la Muestra de poesía joven Generación 2000?. Asimismo en revistas, plaquetas, antologías de Perú y Latinoamérica, así como en diversos blogs culturales. Tiene el libro de poesía inédito Confesiones de Medianoche.

Un comentario »

  1. Groffer dice:

    Qué bueno que a la primera / no te dejaste vencer / y que a la segunda, mujer, / quedó intacta tu cimera. / Mas la espera, desespera, / y aunque resistas la cuarta, / a la quinta estarás harta / de infructuosa numantina / y tu espera repentina- / mente hoy mismo se descarta.Con el afecto de siempre, Groffer

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