Hoy Magdalena subió al tren con una cara de enfado insoportable. Nunca la había visto así. Siempre suele ser tolerante y pasiva.  Pero en esta ocasión algo habría de alterar sus nervios. Llevaba su diario consigo y comenzó a escribir presurosa; asumo que intentaba desahogar su rabia en el papel, ya que rompió una par de hojas y las tiró por la ventana.

 

Unas lágrimas cayeron de pronto y salió rumbo al sanitario. Me atreví a coger su diario intimó y enterarme el motivo que su desazón.  Solo encontré palabras sueltas SOLEDAD – DISTANCIA – TRISTEZA – NOSTALGIA  y alrededor otras palabras dispersas e ininteligibles. A veces ella suele ensimismarse de forma semejante pero nunca reacciona así. También había un nombre escrito decena de veces.

 

Magdalena regreso con los ojos hinchados y muy enrojecidos. Cogió su diario y lo guardo en su bolso,  cerró los ojos y creo que se quedó dormida.  No pudo apreciar los hermosos paisajes que se veían desde su ventana. Aunque creo que los seres humanos en situaciones así jamás lo hacemos y por el contrario tendemos a distorsionarlo todo, hasta el punto de convertir la belleza en fealdad suprema.

Acerca de María Rumaja

Licenciada en Educación en la especialidad de Literatura. Poemas suyos aparecen en la Muestra de poesía joven Generación 2000?. Asimismo en revistas, plaquetas, antologías de Perú y Latinoamérica, así como en diversos blogs culturales. Tiene el libro de poesía inédito Confesiones de Medianoche.

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